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sexta-feira, 24 de outubro de 2003

La Agricultura Ecológica: pieza clave en el Desarrollo Rural Sustentable

 

La Agricultura Ecológica: pieza clave en el Desarrollo Rural Sustentable

Laercio Meirelles [1]

La noción de Desarrollo Sustentable es relativamente reciente en la historia de la humanidad. Surge en las últimas décadas a partir de la gravedad y de la generalización de los problemas ambientales, problemas estos oriundos de la percepción de que sería posible crecer económicamente, de manera ilimitada, sin llevar en consideración las variables ambientales.
Existe una cuota considerable de la sociedad que se opone a lo que el agroecólogo español Eduardo Sevilla Guzmán denomina, irónicamente, de “discurso ecotecnocrático de la sustentabilidad”, donde la noción de sustentabilidad está subordinada a la necesidad del desarrollo ilimitado. Para esta cuota de opositores, en los cuales nos incluimos, el adjetivo sustentable no debe remitir apenas a un perfeccionamiento de la noción de desenvolvimiento hoy hegemónica, y si la misma superación de esta visión, que confunde desarrollo con crecimiento y consumo sin límites con calidad de vida.
La práctica de la Agricultura Ecológica es condición sine qua non para el Desarrollo Rural Sustentable. En estos breves comentarios tentaremos justificar el porqué de esta afirmación. Para esto es necesario comenzar conceptuando lo que estamos tratando como Agricultura Ecológica.
Hay precepciones distintas cuando se busca este concepto. Aquí restringiremos el concepto de Agricultura Ecológica a un conjunto de prácticas agrícolas. Estas prácticas son fruto de la interacción entre el saber agronómico y ecológico contemporáneo y los conocimientos acumulados por los agricultores a lo largo de su historia. La incorporación de valores ambientales a estos conjuntos de prácticas es una premisa básica y lleva por un lado a la inmediata eliminación de moléculas químicas perjudiciales a la salud o al ambiente y de organismos genéticamente modificados y por otro a una relación más horizontal entre ser humano y naturaleza, con la sustitución de técnicas de dominación por técnicas de convivencia.
El propio análisis semántico del término Agricultura Ecológica nos sugiere el concepto de un conjunto de prácticas agrícolas (agri-cultura) generadas a partir del estudio del ecosistema (eco- lógica).
¿Y por qué este conjunto de prácticas, basado en el estudio del ecosistema, se constituye en una pieza clave para el Desarrollo Rural Sustentable?
            La respuesta más simple, que salta a los ojos, es con respecto a la dimensión ambiental del ideal de sustentabilidad. La Agricultura Ecológica optimiza la utilización de recursos naturales renovables y minimiza, tendiendo hasta cero, la utilización de recursos naturales no renovables. Así, estas prácticas podrán reproducirse a lo largo de una escala mayor de tiempo, por respetar la base ecológica sobre la cual se materializa la  propia agricultura.
Sin embargo, la noción de sustentabilidad que queremos incorporar al proceso de desarrollo tiene múltiples dimensiones y no se encierra en la cuestión ambiental. Al incorporar estas otras dimensiones, tales como la económica, política, la social y la cultural, nos damos cuenta que, de hecho, con lo calificativo sustentable para el proceso de desarrollo que deseamos, estamos buscando un otro modelo de sociedad, que sea orientado por la filosofía de la preservación ambiental y de la justicia social, teniendo en la idea generosa de la igualdad una referencia estratégica, una nueva utopía social.
¿Y la Agricultura Ecológica, que aquí ya afirmamos ser un conjunto de prácticas agrícolas, puede contribuir para que construyamos esta nueva sociedad?
Hablemos un poco más de la Agricultura Ecológica. La busca de una unidad productiva rural organizada en bases ecológicas es la busca de la integración. Integración entre especies, entre poblaciones, entre comunidades. Integraciones entre los seres vivos y los diferentes factores abióticos que interfieren en la producción de biomasa y en la conformación de agroecosistemas.
Una propiedad rural manejada en bases ecológicas estimula la diversidad y las relaciones intra e inter especies. En los sistemas vivos la cooperación, dentro de la diversidad, es la base de las relaciones que se establecen. La cooperación en todos los niveles es la responsable por la manutención de la funcionalidad de los ecosistemas. Es bien posible, según nos informa la bióloga estadunidense Lynn Margulis en su libro “El Planeta Simbiótico”, que la simbiosis, cooperación mutua entre dos seres vivos, haya sido la base para el surgimiento de nuevas especies y para la propia evolución de la vida. Nichos de competencia seleccionan el individuo más apto para cooperar.
La práctica de la agricultura ecológica lleva al agricultor a percibir el papel que desempeña cada elemento del agroecosistema. Todos son importantes. El cultivo principal pero también las yerbas adyacentes que producen biomasa y reciclan nutrientes o los insectos que indican la calidad de nuestro manejo. Reconociendo estos diferentes papeles el agricultor percibe que en mundo natural no existen jerarquías y puede endosar la afirmación de Margulis y Sagan, en el libro Microcosmos, según la cual “La vida no se apodera del globo por el combate, y si por la formación de redes”.
La interdependencia es otra característica básica de la naturaleza. Los sistemas vivos son conformados por miríadas de seres que se inter-relacionan, siendo unos dependientes de los otros. En una propiedad rural, principalmente si planificada en bases ecológicas, ocurre lo mismo. El agricultor atento observa esta interdependencia, entre seres de la misma especie, entre especies diferentes, y tiende a redimensionarse delante la naturaleza y su especie, percibiendo también la interdependencia entre fincas, comunidades, etc.
       Así, vemos que el Agricultor Ecologista, en su dialogo constante con la naturaleza, aprehende los elementos que son utilizados por ella en su estrategia de reproducción y evolución. Y los utiliza para conformar agroecosistemas más sustentables.
Aquí quiero expresar el argumento central para responder porque la Agricultura Ecológica es una pieza clave para el Desarrollo Rural Sustentable: en el mundo natural, elementos como integración, cooperación, horizontalidad en las relaciones, interdependencia, y, en consecuencia, sustentabilidad, componen la estrategia de la propia vida para multiplicarse en el planeta. Estos elementos pueden ser transportados para el universo socio-cultural como principios importantes para moldear nuestras relaciones con el otro, permitiendo el diseño de una sociedad más justa y fraterna.
De la misma forma que el dominio sobre la naturaleza y el dominio sobre el otro son actitudes que se condicionan recíprocamente, una forma más solidaria y harmónica de relacionarse, del ser humano con la naturaleza y del ser humano con él propio, tiene la misma relación de mutuo condicionamiento.
La necesidad de un nuevo modelo de desarrollo para lo rural es cada vez más apremiante. La mal denominada revolución verde trajo para el espacio rural un nivel de degradación que va más allá de lo ambiental y pasa por el daño económico, político, social y cultural, exactamente las dimensiones de la sustentabilidad que ya citamos. La recuperación del espacio rural en estas dimensiones, buscando el desarrollo que deseamos, posee su base justamente en los elementos que compone la estrategia de la vida en el campo biológico y que proponemos sean los valores sobre los cuales busquemos un nuevo diseño para la sociedad.
Así, para que minimicemos el dreno de capital del sector rural para el sector urbano, aumentando la renta de los agricultores, debemos diseñar fincas que sean diversificadas, donde las diferentes especies y los diferentes subsistemas se integren y se complementen. Este procedimiento permitirá un aumento en el flujo de energía, en el reciclaje de materiales y en el aumento de la resiliencia, disminuyendo por un lado la necesidad de importación de insumos y por otro la generación de externalidades negativas.
En el ámbito de la dimensión económica debemos referirnos también a la necesidad de rediseño de los canales de comercialización como un punto importante. Necesitamos migrar de una estructura de comercialización oligopolizada y excluyente para otra, fundamentada en la lógica de beneficio compartido y que permita la participación de todos. La organización de Redes de Comercialización Solidarias, donde agricultores y consumidores se integran, de forma horizontal, cooperando unos con los otros para la producción y consumo de productos ecológicos, es una realidad que ya viene operando con la fuerza de las ideas que vinieron para quedarse.
En la dimensión política debemos rescatar la capacidad de la población rural interferir en los rumbos del desenvolvimiento de sus comunidades y regiones. La autodeterminación de los agricultores, de las agricultoras y de sus organizaciones es condición indispensable para la sustentabilidad. Para que esto ocurra es necesario que las instancias organizativas existentes o a ser creadas sean democráticas y participativas. Y una vez más, esto solo podemos alcanzar con la integración entre toda la comunidad, respeto a las diferencias, solidaridad, relaciones no jerárquicas.
Como dimensión social de la sustentabilidad queremos referirnos a la equidad. Un desarrollo sólo puede ser cualificado de sustentable si los beneficios generados por él son compartidos de la manera más equitativa posible, permitiendo así la reproducción social de todos los sectores involucrados en este proceso de desarrollo. Sin discriminación de clase, raza, género o cualquier otra. Y la busca de un diseño social pautado en este ideal de la equidad exige nuevas bases para redimensionar la relación del ser humano con el otro. Estas bases tienen su elemento fundamental en la percepción de la felicidad como una conquista colectiva, que depende de la integración y cooperación con el otro en una sociedad menos jerarquizada económica, política y socialmente.
¿Y en la dimensión cultural? ¿Cómo puede la práctica de la Agricultura Ecológica contribuir para el desarrollo rural sustentable en su dimensión cultural? En la historia de la agricultura, la condición ambiental fue decisiva para enmoldurar las culturas que surgieron a lo largo del tiempo. Siendo así, en la mayor parte de los casos existe, en las culturas agrícolas, un fuerte componente de respeto y entendimiento de las dinámicas de la naturaleza. La industrialización de la agricultura corrompió este componente. Cabe ahora rescatarlo, y creemos que la adopción de prácticas agrícolas de cooperación y convivencia, en contraposición a prácticas de dominación y exterminio, estimule una lenta migración, de una cosmovisión parcial y sectaria, para una visión de mundo integral e integradora.
En todo nuestro continente pueden ser observados ejemplos que nos demuestran la afirmación de que la Agricultura Ecológica es una pieza clave para el Desenvolvimiento Rural Sustentable. Y la tónica de estos trabajos está siendo justamente la busca de la mudanza en el padrón tecnológico de la agricultura, sin perder de vista la necesidad de cambios equivalentes en otras dimensiones del desarrollo rural.
Según el físico Fritjof Capra nos afirma en su libro “Conexiones ocultas”, siempre que miramos para la Vida, miramos para Redes. Los padrones subyacentes al funcionamiento de una red son justamente los que aquí ya señalamos, casi exhaustivamente, como subyacentes a la dinámica de la propia vida: integración, cooperación, horizontalidades en las relaciones, interdependencia.
Así, podemos ver estos ejemplos que mencionamos como Redes Solidarias de Producción y Circulación de Productos Ecológicos, que van tejiéndose a partir de la integración de agricultores, consumidores, entidades de asesoría y los demás interesados en la producción y consumo de productos ecológicos en innúmeros puntos de América Latina.
Seguimos soñando, despiertos, con el momento donde se dará la conexión entre todas las redes, y la construcción de un espacio rural que satisfaga las necesidades de sus habitantes sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones sea una realidad en nuestro continente.

Torres, primavera de 2003




[1] Ingeniero Agrónomo. Coordenador del Centro Ecológico Ipê, ONG que desde 1985 trabaja con asesoria y formación en Agricultura Ecológica.